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Reconocen calidad de composición arquitectónica estudiantil

18 Oct.2019
Autor: UDEM
Créditos: archivo UDEM

A diferencia de la edición pasada, los cinco finalistas del 35.° Premio a la Composición Arquitectónica Alberto J. Pani 2019 fueron reconocidos por el jurado, que dio a conocer esta mañana, en la Universidad de Monterrey, al ganador del galardón.

Este año, además del ganador del Premio nacional dirigido a estudiantes universitarios del país –cuyo monto es de 50 mil pesos–, el jurado otorgó al resto de los finalistas una Mención Honorífica, con un estímulo económico de 10 mil pesos para cada uno.

Los miembros del jurado mencionaron que el año pasado este Premio fue declarado desierto y solo se otorgaron dos Menciones Honoríficas.

Santiago Esquivel del Bosque, alumno del Tec de Monterrey campus Querétaro, es el autor del trabajo que fue premiado “por el respeto hacia el paisaje y el entorno natural manifestado en la calidad y representación de su propuesta”.

Las Menciones Honoríficas fueron para Rodrigo Gastelum Garza, de la UDEM; Fernanda Zamora Cagigas, de la Universidad La Salle; Samuel Lozano Sandoval, Taller Ramón Marcos Noriega de la Facultad de Arquitectura UNAM; y Elías Rizo Oroz, Universidad Anáhuac México.

Entre los miembros del jurado que estuvieron presentes en la ceremonia del Premio –realizado en la Sala Polivalente del Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño–, figuran Marcos Mazari Hiriart, director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM; Abril Denise Balbuena López, directora del programa académico de Arquitectura de la UDEM; y Nora Toscano Cavazos,  ExaUDEM y directora Taller de Arquitectura Nora Toscano.  

Asimismo, Homero Hernández Tena, vicepresidente académico de ASINEA; Francisco Covarrubias Gaitán, presidente de la Academia Nacional de Arquitectura; Francisco Treviño Loustanau, miembro de la Academia Nacional de Arquitectura; Silverio Sierra Velasco, Capítulo ANA Monterrey; y Luis E. de la Torre Zatarain, secretario académico de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Este concurso es organizado por la Facultad de Arquitectura de la UNAM, el cual permite reunir a los mejores estudiantes de las instituciones afiliadas a través de una convocatoria para participar en el desarrollo de un proyecto arquitectónico para el reconocimiento más importante a nivel nacional en composición arquitectónica.

En su acta, el jurado advirtió que los cinco proyectos son fieles al enfoque arquitectónico que maneja cada concursante, reflejando su propia personalidad y su sentido formal sin desvirtuar la claridad del planteamiento con relación a la esencia del problema a resolver, pero que consideró que no se evidencia las condiciones climáticas extremas de la ciudad de Monterrey.

Mazari Hiriart destacó las diferencias entre las propuestas de los finalistas sobre un programa que se presentó y que tiene como característica estar vinculado a la reserva, y agregó que el jurado tuvo dificultades en poder dar el fallo por la calidad de los trabajos.

“En ese sentido, la arquitectura, la ciudad y la reserva eran el principio del problema y los resultados que se obtuvieron permitieron ver diferentes formas de aproximación”, asentó.  

Subrayó que es fundamental entender que la arquitectura forma parte de un sistema y que debe tener un enfoque sistémico, que relacione al entorno natural, a la conservación del entorno y a la arquitectura y a la ciudad.

“Ciudades como Monterrey y la Ciudad de México, las grandes urbes de este país, como las grandes urbes de América Latina, en realidad tenemos que trabajar sobre esta relación que se da entre los procesos de urbanización y el medio natural”, manifestó.

Por otro lado, indicó que deben establecerse estos procesos de las desigualdades que se generan en todas las ciudades y que se reflejan también en la arquitectura.

Toscano Cavazos afirmó que el arquitecto tiene que ser responsable socialmente con los proyectos que construye en la ciudad, porque la ciudad se construye de pequeños proyectos, y estos pueden ser una solución o un problema para la urbe.

“Si estamos convencidos de que lo que tenemos que ofrecer es algo un poco distinto, ese arquitecto valiente y atrevido también lo necesita la ciudad, no solamente un arquitecto que sea el dibujante de las necesidades de un desarrollador o de un político o un abogado”, estableció.

La arquitecta señaló que, si el arquitecto se asume con ese poder y esa responsabilidad, “creo que vamos a tener arquitectos muy valiosos que van a ayudarnos a corregir la plana de lo que nos hemos equivocado y por lo que estamos sufriendo en temas como contaminación, movilidad, densidades y costos de la ciudad”.

Toscano Cavazos enfatizó que el trabajo del arquitecto es interpretar lo que dice su cliente, porque el cliente sabe lo que necesita, pero no sabe cómo satisfacer esa necesidad: “nuestro trabajo es confrontar esas peticiones si creemos que no abonan a la solución”.

“Es muy valioso que el arquitecto sepa seguir reglas, sobre todo con la normativa regulatoria de los predios, lineamientos, las leyes que hay sobre desarrollo urbano, pero en el tema particular de las necesidades es una buena oportunidad para cuestionar, si consideramos que podemos aportar un proyecto o programa distinto”, afirmó.​

Etiquetas: Reconocimientos , CRGS

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