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UDEM RINDE HOMENAJE A PIONERO DE LA BIOMÉDICA

20 Sep.2024
Autor: UDEM
Créditos: Archivo UDEM
  • En el marco del 20 aniversario del Programa de Ingeniería Biomédica, la UDEM otorgó un reconocimiento a Jorge Takenaga Fukushima, uno de los primeros directores de Programa de esta disciplina en la institución
     

La Ingeniería Biomédica es una de las disciplinas emergentes en el país en la época moderna, que ha sido moldeada por visionarios que decidieron desafiar las expectativas y dedicarse a una profesión que combina la tecnología y la medicina. 

Uno de los precursores es Jorge Takenaga Fukushima, estudiante de la primera generación de biomédicos en el país y que además fungió durante una década como director del Programa de Ingeniería Biomédica en la Universidad de Monterrey.

Aunque el comienzo de sus estudios profesionales los visualizó dentro de la Ingeniería en Electrónica y no en la Biomedicina, la publicidad de la naciente carrera que se combinaba con su interés por la salud y el bienestar de las personas lo hicieron quedarse con la que se convirtió en su profesión por más de 46 años.

Fue todo un proceso: yo entré en primer semestre en la Universidad Iberoamericana y nos estuvieron diciendo que la iban a abrir, no la abrieron hasta que yo estaba en cuarto semestre en 1974 y pasamos un semestre todavía con materias muy básicas, como biología y química, donde todavía no se necesitaba un maestro especialista y eso nos preocupaba mucho a los compañeros.  

“Afortunadamente, el director consiguió un maestro egresado de la Universidad Carnegie Mellon de Estados Unidos y fue el que básicamente nos enseñó qué era la Ingeniería Biomédica y fue ahí donde dije: esto es lo que yo quiero hacer”, relató.

El profesor recordó que, en sus inicios como estudiante universitario y ante la incertidumbre de decidirse por una carrera de reciente creación, las dudas que llegaban por parte de sus compañeros eran sobre el campo laboral, pero la confianza y el apoyo que le brindaron sus padres le hicieron no claudicar y seguir firme en perseguir sus sueños. Sin embargo, la inquietud lo llevó a él y a sus compañeros a buscar certidumbre en el profesor especialista recién llegado.

“A este maestro que mencioné, le externamos la preocupación de qué vamos a hacer, la industria no nos conocía, no se hacía mucha investigación y desarrollo y no se nos ocurría trabajar en hospitales. Desde que lo conocimos, nos decía que estudiáramos una maestría y me gradué y, en el proceso de hacer la tesis, empecé a ver la forma de hacer estudios de posgrado en Estados Unidos.

“Me gradué un mes de diciembre de 1977 y en agosto me fui a hacer Maestría en Ingeniería Clínica de Case Western Reserve University de Cleveland, Ohio”, señaló.

Explicó que, durante sus estudios de maestría, el programa consistía en las clases normales y además un verano que consistía en un internado de un semestre, lo que le brindaba la posibilidad de aplicar en el internado todo aquello que veían en clase y representó una guía muy grande de lo que hay que hacer en el hospital.

Tras concluir sus estudios de posgrado, su alma mater les ofreció trabajo a un compañero y a él como profesores, por lo que estuvo cuatro años en esta posición. Posteriormente, también en México, tuvo la oportunidad de trabajar en un hospital.

“La cadena de hospitales Humana, una cadena americana, construyó un hospital en la ciudad de México y conseguí trabajo. El sector salud privado empezó a establecer departamentos de Ingeniería Biomédica y así fue como fue creciendo la profesión”, dijo.

Ahí fundó el departamento de Ingeniería Biomédica del entonces Hospital Humana en 1984 y formó parte del equipo fundador del Hospital SHARP Mazatlán en 1994, fungiendo como ingeniero biomédico e ingeniero de sistemas.En aquella época, las personas que se dedicaban a hacer mantenimiento de equipos médicos eran ingenieros mecánicos o electrónicos, pero ya estaban listos los biomédicos con los conocimientos de fisiología y conociendo las necesidades de los médicos.

“Nos veían como una amenaza, pero afortunadamente los médicos y las enfermeras sí veían a un biomédico como un aliado, porque les ayudaba a resolver problemas y también a la administración.

“En esa época, se veía a la Biomédica como una profesión de mantenimiento y servicio, pero la Biomédica dentro de los hospitales es mucho más como la planeación de qué tecnología adquirir, capacitar personal, ver el ciclo de vida de la tecnología desde que se va a adquirir hasta que se desecha”, explicó.

Consideró que la ventaja de los biomédicos es que hablan el mismo lenguaje que el resto del personal de la salud, por lo que su adaptabilidad en el sector es rápida comparado con las otras profesiones de Ingeniería que anteriormente realizaban el mantenimiento de equipo. 

La historia de la Biomedicina en México avanzó lento: para 1977, que fue cuando Takenaga Fukushima obtuvo su licenciatura, tan solo había dos universidades en México que ofrecían el programa, diez años después se sumó una nueva institución educativa, pero a la fecha hay más de 50 universidades que imparten este programa académico.

Su legado en la UDEM

Tras una trayectoria en Estados Unidos, en donde laboró en la empresa MD International Inc., de Miami, Florida, de 1996 a 2005, donde su experiencia laboral se forjó al lado de reconocidos fabricantes de equipos médicos de Estados Unidos y Europa como Welch Allyn, Grason Stadler, ERBE, Cincinnati Subzero, Protocol, Mettler, Schiller AG, Oxford entre otros, así como con distribuidores de equipos médicos y hospitales en diferentes países latinoamericanos, regresó a México a buscar nuevos horizontes. 

“Me regresé a México y me puse en contacto con un colega biomédico que en ese entonces era el director administrativo del entonces Hospital Santa Engracia y él me puso en contacto con el doctor Eduardo García Luna, que en ese entonces era el director de la División de Ciencias de la Salud, aquí en la UDEM, eso fue en 2005, tardó un año y, eventualmente, me ofrecieron trabajo y viene aquí como director de Programa”, señaló.

A su arribo a la UDEM, el Programa Académico tenía dos años de existencia y contaba con estudiantes de primero a cuarto semestre. Durante su estancia en la institución, fue miembro fundador del Colegio de Ingenieros Biomédicos de México, de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Biomédica (SOMIB), par evaluador de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), y participó con el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (CENEVAL), en la elaboración de especificaciones y reactivos para el EGEL de Ingeniería Biomédica. 

Recordó que, durante sus 10 años al frente del Programa, pudo ver graduarse a más de 300 nuevos profesionistas y se consiguieron acreditaciones como la CIEES Y CACEI, además del EGEL de CENEVAL.

Consideró que aún hay muchos retos para los biomédicos en el país, el principal es que se reconozca la profesión en el sector salud. 

Existen muchos retos por el avance de la tecnología; aún en un plan a nivel de licenciatura hay que plantearnos qué enseñamos, qué es lo básico que tiene que saber un ingeniero biomédico para que salga listo para trabajar”, dijo.

Para conmemorar los 20 años del Programa de Ingeniería Biomédica, se llevó a cabo el Encuentro de Ingeniería Biomédica UDEM, Celebración y futuro en la Universidad, en donde participaron con sus ponencias Faruk Fronthal, investigador que durante el semestre de Otoño 2024 funge dentro del programa Global Community Professor, y Adriana Velázquez, quien trabajó dentro de la Organización Mundial de la Salud en donde trabajó en la gestión de políticas claves para la gestión de dispositivos médicos.

También se tuvo un espacio para brindar reconocimiento a Jorge Takenaga Fukushima por el legado que brindó a la UDEM durante su estancia, mismo que fue entregado en manos de Hiram Cantú Campos, decano de la Escuela de Ciencias Aliadas a la Salud, y Carlos García Álvarez, director de Programa de Ingeniería Biomédica.

“No solo es un pionero en el área, sino un formador de generaciones de profesionistas que hoy en día marcan la diferencia en la sociedad, llevando consigo los valores, conocimientos y pasión que les ha transmitido. Gracias por ser una inspiración constante para todos nosotros”, mencionó el decano de la Escuela de Ciencias Aliadas de la Salud.

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