Los “liberan” con centro de reflexión y exposición de fotografías

- El arquitecto Antonio Garza Ferrigno, egresado de Arquitectura en la Universidad de Monterrey, lideró la construcción del Centro de Lectura y Reflexión Biblioteca Alfonso Domene Flor Milán, en el CERESO No. 2 de Apodaca, con ayuda de los propios internos, mientras que la fotógrafa Gabriela Guajardo, egresada de Diseño Gráfico por la UDEM y profesora de esta casa de estudios, hizo el registro de la construcción y capturó con su lente los rostros de los reclusos, en una exposición que se exhibe en el Centro Cultural Plaza Fátima
La apertura del Centro de Lectura y Reflexión Biblioteca Alfonso Domene Flor Milán, ubicado dentro del CERESO No. 2 de Apodaca, representa mucho más que la inauguración de un nuevo espacio físico: es la materialización de una esperanza compartida.
Construida con las manos y el compromiso de los propios internos, esta biblioteca se erige como un símbolo de transformación, un refugio donde la introspección, el aprendizaje y la dignidad encuentran su lugar.
Su diseño curvo y luminoso no solo rompe con la rigidez del entorno penitenciario, sino que invita a imaginar futuros posibles, a reconstruirse desde adentro. La construcción de este espacio fue liderada por el arquitecto Antonio Garza Ferrigno, egresado en 2013 de la carrera de Arquitectura en la Universidad de Monterrey.
La edificación de la biblioteca fue una labor colectiva en la que participaron activamente las personas privadas de su libertad, quienes aportaron su tiempo y esfuerzo. La iniciativa y el financiamiento del proyecto corrieron a cargo de FOLAPAC A. C. y su director, Gilberto Marcos.
Como parte de la inauguración, se presentaron dos obras que documentaron el espíritu del proyecto, en el Centro Cultural Plaza Fátima, en San Pedro Garza García.
La primera fue la exposición fotográfica Donde el muro se abre, de Gabriela Guajardo, Licenciada en Diseño Gráfico por la UDEM y profesora de Fotografía Profesional de Objeto en esta misma casa de estudios, quien capturó los rostros de quienes participaron en la construcción.
A través de la mirada sensible de Gabriela Guajardo, las imágenes revelan oficios, sueños y dignidades que desafían los prejuicios. Cada retrato es una invitación a ver más allá del delito, a reconocer la humanidad que persiste y florece incluso en los contextos más adversos.
La segunda obra fue el documental La libertad que construimos, producido por Claudio Pérez y Luc Pelchat, de Magnolia Motion Films. El filme registró el proceso de construcción y la dimensión humana de la experiencia.
LA LIBERTAD QUE SE CONSTRUYE
La biblioteca se diseñó para ser un refugio de calma e introspección. Sus formas curvas, presentes en muros, mobiliario y el recorrido mismo, evocan una sensación de protección y continuidad.
La paleta de colores claros y luminosos que se eligió para el interior favoreció la serenidad, invitando a una experiencia interior. El espacio se concibió como un lugar para propiciar un cambio significativo en quienes lo visitaran.
Garza Ferrigno concibió la iniciativa para llevar cultura, armonía y sentido de comunidad a contextos vulnerables del país.
El arquitecto explicó que Proyecto Reacciona nació durante su etapa universitaria, en la clase de Liderazgo de la UDEM. Se concibió como una iniciativa de arquitectura social, incluyente y participativa.
“Empezó haciéndose arquitectura, digamos, social, incluyente y participativa. Involucramos al usuario en todo el proceso de diseño y construcción de lo que hacemos”, comentó el arquitecto.
La iniciativa comenzó con la transformación de parques, pero evolucionó hacia bibliotecas para lograr un mayor impacto. La meta era transformar comunidades enteras a través de espacios positivos.
“Lo que empezó como unos parques, luego se transformó para poder hacer un impacto mayor en transformar bibliotecas. Llevamos siete ya, dos en centros penitenciarios”, añadió.
El diseño de cada espacio es participativo. Se realizó una serie de rúbricas con la comunidad para obtener ideas y bocetos. Con esa información, el equipo creó el proyecto final.
Garza Ferrigno enfatizó la importancia de la estética. “Aplicamos métodos constructivos muy fáciles, pero creo unas celosías a base de estos ladrillos y bloques para formar como una piel”, aseguró.
Para el arquitecto, el éxito del proyecto no fue solo la culminación de la biblioteca. Afirmó que el verdadero logro fueron los meses de trabajo colaborativo que crearon una gran red vecinal.
“Las bibliotecas, ya por ejemplo esta última, ya no le llamamos biblioteca, sino le llaman centro de lectura y reflexión, porque ya estamos transformando la biblioteca”, apuntó.
DONDE EL MURO SE ABRE
Al referirse al objetivo de su trabajo, la exposición Donde el muro se abre, Gabriela Guajardo señaló que la fotografía actuó como un puente para mostrar las historias que buscan reconstruirse.
La fotógrafa describió el cambio en su enfoque durante el proyecto, al conocer a cada una de las personas. Su cámara se convirtió en una herramienta para narrar la transformación y para retratar dignidades y oficios.
Mi cámara se convirtió en una herramienta para narrar la transformación. El proceso de construcción me permitió retratar dignidades, oficios y sueños que pocas veces tienen visibilidad. Separar a la persona del delito”, afirmó.
La exposición consta de 50 fotografías. Veinticinco de ellas documentan el proceso de construcción, mientras que las 25 restantes son retratos de los participantes, capturados con un enfoque respetuoso.
Sobre los retratos, Guajardo explicó la intención de su lente. “Sus miradas ‒íntimas y vivas‒ nos invitan a ver más allá de los muros y a reconocer en cada uno de ellos una historia, una dignidad y una posibilidad de renacer”, dijo.
La artista plástica describió el acabado de sus obras, por ejemplo, la impresión en papel fotográfico mate buscó evocar los materiales de la construcción, como el cemento y la cal.
Guajardo también compartió las reflexiones que esperaba provocar en los visitantes con su trabajo. Deseaba que se enfrentaran a las miradas de los retratados y descubrieran una conexión.
“Quiero que los visitantes se enfrenten a las miradas y descubran humanidad y conexión en donde antes no la había”, manifestó.
Además, la artista y profesora universitaria expresó su deseo de que el público percibiera las historias detrás de cada imagen. Para ella, es importante que vieran la posibilidad de reconstruir su vida.
“Las personas privadas de la libertad ya descubrieron que ellos sí son capaces de hacer cosas buenas y tener un propósito diferente en su vida; quiero que el espectador también lo vea. Pienso que comprender no es perdonar, pero es un paso para transformar”, sentenció.
La exposición Donde el muro se abre, de Gabriela Guajardo, permanecerá abierta al público en el Centro Cultural Plaza Fátima hasta el 11 de octubre.
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