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Sostiene que el diálogo no es un ideal, sino un método, legado del papa Francisco

07 Nov.2025
Autor: UDEM
Créditos: Archivo UDEM
  • El libro Diálogo: la vía propuesta por el papa Francisco, de Rixio Portillo Ríos, profesor de la Universidad de Monterrey, fue presentado en la UDEM por su autor y monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey

“El diálogo es el oxígeno de la convivencia común y la base para una sociedad que desea progresar”, declaró con firmeza Rixio Portillo Ríos, profesor del Departamento de Cine y Comunicación de la Universidad de Monterrey, en el marco de la presentación de su libro Diálogo: la vía propuesta por el papa Francisco.

La presentación del volumen ‒publicado por la Editorial PPC España, y contó con el prólogo de monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede‒ se celebró la mañana de este lunes en la Sala del Claustro Universitario.

Al evento asistieron monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, y el rector Mario Páez González, además de miembros del Consejo; Emma Palmer, decana de la Facultad de Educación y Humanidades de la UDEM; vicerrectores, directores, colaboradores, docentes y estudiantes de diversas carreras de la UDEM.

El autor destacó que el legado del papa Francisco posee un profundo sabor latinoamericano, un pensamiento que se gestó en un hombre que vivió y sufrió el mundo como su feligresía.

El profesor Portillo aseguró que “la madurez de su pensamiento ideológico es profundamente latinoamericano, y creo que por eso los latinoamericanos tenemos el deber de no dejar perder su legado”.

El académico explicó que la investigación ‒que corresponde a la tesis de su doctorado en Cultura de la Unidad por el Instituto Universitario Sofía, en Italia‒ se basó en un análisis de contenido. Quiso demostrar con datos que el diálogo se consolidó como la gran apuesta del pontificado.

Para sustentar su tesis, el profesor compartió que “solo con contabilizar las veces que aparece la palabra diálogo en el magisterio del Papa, evidencia cómo no es ni fue un tema secundario”.

Rixio Portillo hizo hincapié en que el diálogo debía entenderse como un método. No puede ser un fin en sí mismo, sino una herramienta para la convivencia y el consenso.

Subrayó que, en esta perspectiva, “no nos proponemos alcanzar el diálogo como ideal; dialogamos para alcanzar los ideales de convivencia común” en la búsqueda constante de la verdad.

Portillo Ríos estableció que, en un mundo que, aunque invocando la participación, la solidaridad y la transparencia en la administración de lo público, “a menudo entrega el destino de las poblaciones enteras en manos codiciosas de pequeños grupos de poder”.

“Como Iglesia que camina junto a los hombres, partícipe de las dificultades de la historia, cultivamos el sueño de ayudar a la sociedad civil a edificarse en la justicia y la fraternidad”, expresó.

¿Cómo se ve este caminar juntos con el hombre y con la historia?: dialogando, dialogando con el mundo, dialogando con la cultura”, apuntó.

El autor concluyó explicando que la sinodalidad propuesta por el Papa no es una moda pasajera, sino que se trata de un llamado a la franqueza y un camino de servicio y apertura a la caridad.

El arzobispo de Monterrey, monseñor Rogelio Cabrera López, por su parte, hizo referencia a su larga experiencia episcopal y los múltiples diálogos personales que mantuvo con el papa Francisco, incluso seis o siete veces.

“Lo que dice en el diálogo él lo cumplía perfectamente. Cuando estaba uno con él, no miraba el reloj para no darte a sentir que tenía prisa”, testificó el arzobispo.

El prelado subrayó que el diálogo verdadero implica darse tiempo y, a veces, “perder el tiempo” con el otro. Esto es una entrega de vida que va más allá del valor material.

Aseguró que: “El diálogo perfecciona la decisión. No hay nadie, aunque sea una autoridad, que tome una buena decisión sin él”, advirtió el arzobispo de Monterrey.

Destacó que una actitud esencial es “la humildad, que es esta capacidad de creer y estar seguro que el otro también tiene una opinión valiosa con la cual la decisión será mejor”.

Sin embargo, advirtió que, cuando no hay diálogo, “la decisión es unilateral con riesgo de dictatorial”.

Monseñor Cabrera enfatizó: “En un diálogo interreligioso, si no tomas al otro en cuenta y lo pones en el mismo nivel, pues no hay diálogo”, refiriéndose a la apertura papal.

El diálogo interreligioso requiere valor para no temer el encuentro con el diferente, sin buscar poseerlo o imponer la propia visión, sino aceptándolo como es.

Sentenció el arzobispo: “los problemas de la Iglesia, de la política y de la educación son porque se ha saltado el diálogo, considerándolo innecesario o simplemente obvio”.

Etiquetas: Institucional

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