Estimulan el mejoramiento académico y evalúan a otras universidades
Con su participación voluntaria en procesos de acreditación nacional hacia otras universidades, maestros y directivos de la Universidad de Monterrey aportan a la vez su experiencia a la calidad educativa de esta casa de estudios.
Las buenas prácticas de universidades de prestigio, los indicadores establecidos por organismos colegiados, la apertura a la autoevaluación y la interacción con sus pares académicos son herramientas que indirectamente se han convertido en un legado para el propio ámbito de labores de los voluntarios.
Entre los participantes en organismos de acreditación institucional, figura el propio rector Antonio J. Dieck Assad, quien funge como presidente de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES) desde el año pasado.
La UDEM ha contado además con dos dictaminadoras en esa misma organización, que evalúa el desempeño académico de otras universidades a nivel institucional: Zeta Melva Triana Contreras, profesora del Departamento de Ciencias Básicas (quien además es actualmente presidenta del Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica, A. C., COMAEM); y María Eugenia de León Ascorve, gerente del Centro de Calidad Académica.
Como evaluadores a nivel institucional también de FIMPES, participan José Benito Flores Juárez, director de la División de Ingeniería y Tecnologías; Cecilia Ivonne Quintanilla Salazar, directora de Efectividad Académica; y Jorge Peinado Jaquez, coordinador de Acreditaciones Institucionales.
Por otra parte, la UDEM también cuenta con evaluadores para programas académicos, como son los casos de Rogelio Cervantes Madrid, Teresa de Jesús Benavides Caballero y Jorge Luis García Macías, profesores del Departamento de Ciencias Clínicas, y en el Consejo Mexicano para la Acreditación en la Educación Médica (COMAEM); y Jesús Castillo López y Hermelinda Leal Treviño, ambos profesores del Departamento de Psicología, en el Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Psicología (CNEIP).
Asimismo, Norma Alicia García Garza, Magda Yadira Robles Garza y Sara Siller de la Garza, profesoras del Departamento de Derecho, colaboran en el Consejo para la Acreditación de la Enseñanza del Derecho (CONAED), mientras que Carmelina Castillo García, coordinadora de Acreditaciones y Programas de Calidad Académica, presta sus servicios en el Consejo de Acreditación en la Enseñanza de la Contaduría y Administración (CACECA).
Las maestras Irma Elizabeth Peñúñuri García y Melissa Díaz Quiroz recientemente han sido nombradas evaluadoras por COMAPROD (Consejo Mexicano para la Acreditación de Programas de Diseño, A.C.).
Adicionalmente, Blanca Aurora Pérez Rodríguez, directora de Especialidades Médicas de Posgrado, se desempeña como evaluadora de diferentes programas ante la Secretaría de Educación en el Estado, así como de la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud (CIFRHS).
Asimismo, Karla María Nava Aguirre, profesora de Negocios Internacionales de la División de Negocios de la UDEM, es evaluadora de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), en el Comité de Ciencias Sociales y Administrativas desde 2006, y evaluadora del Consejo de Acreditación en Ciencias Administrativas, Contables y Afines (CACECA) en el área de comercio internacional, negocios internacionales, administración y relaciones internacionales desde el año 2013.
Zeta Melva Triana Contreras compartió su firme convicción de que la acreditación es la mejor manera de contribuir a mejorar la calidad de la educación superior y que esta es, probablemente, la forma de contribuir al desarrollo del país.
Para la investigadora, la acreditación permite mejorar el sistema de planeación de cualquier institución, generar un proceso de mejora continua, mejorar su sistema de selección de alumnos y de profesores, fortalecer su sistema educativo; puede ser una herramienta para gestionar más recursos y, sobre todo, es una muestra de la seriedad y de la solidez de una institución educativa.
Triana Contreras reveló que su carrera en la enseñanza de la Medicina y su participación en los procesos de acreditación le han permitido ampliar la visión sobre la educación médica e incorporar mejores prácticas a su ejercicio docente y administrativo, además de que ha ampliado su red profesional.
“Uno ve las mejores prácticas en otros lugares; eso nos permite ver qué cosas podemos mejorar y, sobre todo, ver cómo las Escuelas atienden sus necesidades de diferente manera, lo que nos amplía la perspectiva”, explicó.
María Eugenia de León Ascorve destacó que, para una Universidad, la autoevaluación y evaluación externa del trabajo que se realiza, propicia un trabajo interactivo entre los académicos colaboradores.
“Ordena y prioriza la elaboración de planes de mejoramiento y ayuda a la optimización de recursos, al conocer las fortalezas y debilidades institucionales, y de programas académicos”, precisó.
Adicionalmente, da reconocimiento, diferenciación y posicionamiento. Genera ventaja competitiva, mejora la posición en los rankings y logra prestigio nacional e internacional.
Los estudiantes tendrán calidad en su plan de estudios, en sus profesores y en la atención y servicios que recibirá desde su ingreso hasta su egreso y titulación.
Además, continuó la profesora, “los estudiantes tienen una ventaja competitiva a futuro dentro del mercado laboral por ser egresados de una universidad que reafirma su reconocimiento de excelencia”.
De León Ascorve señaló que una acreditación indica a los posibles empleadores que el programa educativo ha cumplido con las normas generalmente aceptadas en educación, con la existencia de programas, servicios de extensión y actualizaciones curriculares de acuerdo a los cambios en el entorno.
Mencionó que la UDEM, a raíz de su acreditación ante la Southern Association of Colleges and Schools Commission on Colleges (SACSCOC), ha impulsado la internacionalización, ya que facilita la cantidad de convenios para que los estudiantes realicen intercambios con otras universidades.
Por su parte, Jorge Peinado Jaquez afirmó que la acreditación universitaria “tiene mucho fondo”, porque la institución entra a un sistema de mejora continua y debe tener documentado lo que hace.
Agregó que el primer beneficio es que internamente la institución está mejorando continuamente sus procesos.
“Aunque ya lo estén haciendo, (el proceso de mejora) se refuerza con una acreditación y se fortalece el compromiso de hacerlo, porque a veces pueden dejarse de hacer algunas cosas y esto asegura que el esfuerzo sea constante”, explicó.
El segundo beneficio es el reconocimiento frente a otras universidades: se puede hacer programas de doble titulación y otros convenios de intercambio con universidades.
“Lógicamente, hay actualizaciones, además de que hay la apertura a nuevas y mejores prácticas, eleva el nivel del cuerpo docente, porque un maestro tiene experiencias externas, lo cual puede enriquecer el trabajo en la universidad”, indicó.
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