Propone sensibilización para promover la inclusión

- Debanny Ontiveros, egresada de la Licenciatura en Derecho por la UDEM, investigó cómo se vulnera el derecho a la educación de calidad para personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), en un proyecto que combina investigación jurídica y testimonios para visibilizar barreras estructurales que vulneran sus derechos humanos donde prioriza la capacitación docente para resolver esta problemática
La implementación de campañas de sensibilización sobre el autismo tanto en centros educativos como a través de los medios de comunicación, con el objetivo de promover la comprensión, la tolerancia, el respeto y, sobre todo, la inclusión de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), es una de las propuestas centrales de una investigación que Debanny Daniela Ontiveros Franco realizó como alumna de la Universidad de Monterrey.
Debanny, recién egresada de la Licenciatura en Derecho por la UDEM, desarrolló esta iniciativa en su Proyecto de Evaluación Final (PEF), donde abordó una causa profundamente personal y socialmente relevante: identificar las limitaciones que enfrentan niñas, niños y adolescentes con TEA en el acceso a una educación inclusiva y de calidad en México.
Bajo el título Las limitaciones al derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes con Trastorno del Espectro Autista en México, su investigación evidenció barreras significativas, como la falta de ajustes razonables en los materiales educativos, la insuficiente capacitación docente en temas de inclusión y autismo, así como los obstáculos que enfrentan estos estudiantes para ser admitidos y plenamente incluidos en las escuelas.
Uno de los principales hallazgos de su trabajo es que la inclusión no termina con la admisión de los estudiantes con autismo a las escuelas regulares, sino que debe garantizarse el acceso a herramientas y apoyos adecuados para su desarrollo integral y bienestar.
Además, Debanny subrayó que no todos los estudiantes con autismo requieren las mismas adaptaciones, ya que cada uno presenta características y necesidades particulares. Por ello, consideró esencial que los docentes conozcan a profundidad a sus alumnos para diseñar estrategias personalizadas que realmente potencien sus habilidades y conocimientos.
Su proyecto abordó tanto el marco legal como experiencias reales de familias y educadores, con el objetivo de identificar las principales limitaciones y barreras que vulneran este derecho fundamental para estos jóvenes.
La motivación para abordar este tema surgió de su entorno familiar. Su hermano Fer, de 11 años, fue diagnosticado con autismo hace aproximadamente siete años.
Desde entonces, nos hemos enfrentado a numerosos retos en la búsqueda de un mundo inclusivo. El más importante ha sido la búsqueda de una educación inclusiva de calidad que le abra las puertas al goce de todos sus derechos humanos”, compartió.
Debanny ha observado que, de no ser por los esfuerzos de sus padres por buscar una escuela que aceptara incluir a su hermano o a un maestro que pueda atender de manera adecuada sus necesidades educativas, el rezago educativo al que se estaría enfrentando sería demasiado grande y así, tendría más dificultades para poder acceder y gozar de todos sus derechos humanos.
A partir de esta experiencia, Debanny comprendió la urgencia de generar conciencia social sobre las carencias que impiden construir una sociedad inclusiva y libre de discriminación. “Decidí utilizar mi PEF como un espacio para evidenciar las formas en que se vulneran los derechos humanos, especialmente el derecho a una educación de calidad para niños y jóvenes con autismo, siempre tomando en cuenta las experiencias de las familias que enfrentan esta realidad todos los días”, añadió.
“El proyecto consistió en un análisis de leyes que protegen los derechos de personas con TEA, así como de doctrina relacionada con el derecho a la educación. También entrevistas a padres de familia y a un profesor monitor para conocer en profundidad la problemática”, explicó Debanny.
Entre sus conclusiones, destacó que la educación inclusiva de calidad, lejos de ser un derecho garantizado, se presenta hoy como un privilegio al que solo pueden acceder quienes cuentan con los recursos para buscar alternativas.
En la práctica, las familias deben enfrentar las barreras institucionales por sus propios medios: contratando maestros monitores, adaptando materiales o gestionando capacitaciones para los docentes.
Además, Debanny subrayó que es prácticamente imposible implementar medidas de inclusión efectivas mientras persista la falta de conocimiento sobre el TEA, tanto en las escuelas como en la sociedad en general.
Por ello, propuso que las campañas de sensibilización se realicen mediante cursos y capacitaciones dirigidos principalmente a docentes, pero abiertos a toda la comunidad educativa.
También sugirió aprovechar las redes sociales y plataformas digitales para ampliar el alcance de estos mensajes y promover ambientes verdaderamente inclusivos que garanticen una educación de calidad para todas y todos.
En el desarrollo de su proyecto, Debanny contó con la asesoría de Carolina González Pineda, quien la acompañó desde el cuarto semestre de la carrera y jugó un papel fundamental para consolidar el trabajo.
“Siempre estuvo presente para ayudarme a aclarar dudas y aterrizar ideas. Su apoyo fue esencial para mantener la esencia del proyecto”, reconoció.
Uno de los principales retos que enfrentó durante el proceso fue encontrar personas dispuestas a compartir sus experiencias, especialmente aquellas relacionadas con las barreras educativas que enfrentan las familias de niños y niñas con TEA.
Entre los aprendizajes más valiosos que le dejó este trabajo, Debanny destacó la importancia de mantenerse en constante aprendizaje sobre el autismo y sus múltiples manifestaciones.
“Estos nuevos conocimientos son necesarios para construir un mundo verdaderamente inclusivo, que permita a todas las personas ejercer plenamente sus derechos humanos, sin discriminación de por medio”, afirmó.
Sobre su paso por la UDEM, Debanny compartió que su experiencia universitaria marcó su formación personal y profesional.
“A pesar de haber iniciado la carrera en plena pandemia, tuve la oportunidad de hacer grandes amistades y, al mismo tiempo, aprender de todos mis profesores, quienes me brindaron una formación integral”, mencionó.
Para ella, la UDEM le mostró que sus acciones pueden contribuir al bien común “La Universidad me ha inspirado a trabajar siempre con integridad y respeto en la búsqueda de una sociedad justa e inclusiva”, concluyó.
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