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Proponen nuevos enfoques sobre integridad académica

03 Oct.2019
Author: UDEM
Credits: Archivo UDEM

Nuevos enfoques sobre las causas del plagio y las alternativas para reorientar su incidencia fueron abordados en el 7.° Congreso de Integridad Académica de la Universidad de Monterrey.

El primer día de actividades se realizó durante esta mañana, en el Teatro UDEM, con la presencia de directivos y maestros de la UDEM y de universidades invitadas, así como de los ponentes del encuentro.

En su mensaje de inauguración, Alicia Cantón Guzmán, directora de Comunidad Universitaria de la UDEM, señaló que este congreso tiene el objetivo de compartir recursos y herramientas que permitan fortalecer una cultura de integridad para promoverla entre estudiantes, profesores y colaboradores de las universidades.

Agregó que la UDEM se ha esforzado por más de nueve años, a través del Centro de Integridad, en construir una cultura de integridad académica.

“Hoy en día, reiteramos nuestro deseo de fortalecerla, de hacerla vida, para que trascienda no solo en nuestra comunidad, sino en la sociedad”, indicó.

“La integridad es que todas nuestras palabras, lo que pensamos y lo que hacemos, sean congruentes, siendo honestos con los demás y principalmente con nosotros mismos”, afirmó.

En su conferencia ¿Dónde está el límite del plagio?, Tomás Foltýnek, profesor de Mendel University en Brno, República Checa, mencionó casos de políticos en Europa y Norteamérica, de personajes de alto nivel en el mundo de la política, a quienes se les ha comprobado prácticas de plagio, lo que reduce la confianza en la estructura democrática y “el plagio representa una amenaza directa, agresiva y eficaz contra la democracia misma”.

Sin embargo, el plagio afecta la verdad no solo en la política sino en las ciencias, de acuerdo con el ponente, ya que, en las universidades, muchos profesores están siendo acusados de plagio.  

Mencionó el ejemplo de un artículo sobre el tratamiento de cáncer gástrico que fue plagiado y cada palabra “gástrico” se sustituyó por “de mama” y ahora tenían un artículo totalmente “nuevo” sobre el tratamiento del cáncer de “de mama”, pero en la práctica son estudios muy distintos.

“Es algo en donde la verdad es afectada y puede incluso matar a un paciente”, manifestó.

Foltýnek afirmó que cualquier comportamiento no ético puede ser descrito por el triángulo del fraude: fabricación, falsificación y plagio o FFP: “los tres pecados capitales de la mala conducta de la investigación”.

El catedrático checo hizo referencia al estudio IPPHEAE Project, en 2013, en el que se entrevistó a casi cuatro mil estudiantes y 700 maestros en 27 estados de Estados Unidos, para investigar sobre las causas del plagio, y se reveló que las y los jóvenes se sienten presionados por el tiempo para la redacción de sus textos y sienten que no pueden afrontar la carga de trabajo.

“Para los alumnos, la razón más común de plagio está relacionada con la presión que sienten, aunque los profesores enfaticen la ‘oportunidad’ de hacerlo, lo que se refleja en la forma en que se aborda el plagio: al menos en Europa oriental, muchas universidades se enfocan en reducir la oportunidad, cuando la causa más común es la presión”, sostuvo.

Foltýnek destacó que los paradigmas más prevalentes eran culpar al alumno, calificarlo como “mala persona” que, en lugar de esforzarse y trabajar, truquea sus trabajos; después, el enfoque se cambió para culpar al maestro por el tema de la enseñanza y la motivación.

“El tercer punto de vista es culpar al sistema (…); los maestros simplemente transmiten conocimiento y después pueden hacer los exámenes, con preguntas de opción múltiple, más fácil para los alumnos, que lo memorizan o lo copian de sus compañeros”, expuso.

“La conclusión es que no podemos decir que los alumnos estén haciendo trampa; ellos no ven un beneficio en memorizar el conocimiento que pueden encontrar en Wikipedia o en otros sitios; ellos apreciarían más métodos más sofisticados para la construcción del conocimiento, pero si se trata de memorizar, están copiando, es la respuesta natural a un sistema de educación disfuncional”, afirmó.

Natalia Franco Pérez, profesora de la Universidad EAFIT, en su conferencia Una experiencia innovadora que promueve la integridad y excelencia en el aula, expuso un proyecto de diseño de una lámpara, en el que se busca motivar al estudiante a identificar valores que les interesen en una obra universal –en este caso El Principito–, a la vez que se trabaja bajo un modelo de integridad.

La catedrática colombiana estableció que los estudiantes vivieron una experiencia significativa que implicó un ético y desafiante acercamiento a aprender con “luz y sentido”.

En la práctica, apareció un caso de coincidencias creativas, que se resolvió aportando un nuevo significado y redirigiendo el trabajo de uno de los participantes.

“La idea no es de una vez sancionar y decirle al estudiante: ´tú eres un fraudulento’, sino sentarse a conversar sobre qué pudo haber pasado y cómo podemos resignificar el proceso, porque hay que pensar en los efectos en la motivación que causa el tema de la sanción de un fraude académico”, expuso.

Amanda Mckenzie, catedrática de University of Waterloo, en su charla La experiencia de la Universidad de Waterloo: Integrity matters the App, relató que cuando llegó a ser la responsable del área de integridad académica, había un sistema que estaba destinado a no tener éxito.

“Honestamente, no podemos enfocarnos solo en los alumnos, tenemos que enfocarnos en todos quienes juegan un papel; nuestras iniciativas de integridad se enfocan no solo en nuestros alumnos, sino en los docentes y en el personal administrativo”, explicó.

Agregó que mucho de la integridad académica tiene que ver con la comunicación y conocimientos, “mientras más sepamos de esto, más cómodos estamos con las cosas y más sabemos”, por lo que incrementaron las campañas internas.

“Muchos alumnos simplemente no conocen los recursos que están disponibles para ellos, no saben a dónde acudir por ayuda; y si no tienen opción o un apoyo, que sientan que puedan acercarse a eso, pueden tomar una decisión pobre e involucrarse en una conducta equivocada académicamente”, asentó.

También se desarrolló el panel Impulsando la integridad académica, con la participación de Jean Guerrero Dib, director del Centro de Integridad de la UDEM; y los ponentes Franco Pérez, Mckenzie y Foltýnek; además de la conferencia La integridad académica es para todos, por parte de Luis Antonio Gutiérrez Aladro, de la Universidad TecMilenio.

Asimismo, durante la tarde se programaron dos conversatorios, una mesa de trabajo y otra conferencia: Un juego para evaluar decisiones, de John Paul Fox, de Ryerson University.

Este viernes, el congreso continuará con las intervenciones de Maribel Ávila Sastre, de la Universidad del Rosario; José Herrera, de Carrier Latinoamérica; Armando Alemán Juárez, de la Universidad Panamericana; y Edward L. Queen, de Emory University.

Tags: Integridad

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